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Medicina del siglo XXI y el desafío de la dignidad humana




Primer Congreso del CAEEM. Academia Nacional de Medicina. 21 y 22 agosto de 2018

Medicina del siglo XXI y el desafío de la dignidad humana

Dra. Elena Rita Passo

La medicina se enfrenta a un desafío, que consiste en mantenerse fiel al reconocimiento y servicio integral del hombre.

El hombre es el gran desconocido. Ha cambiado y se ha vuelto cada vez más autorreferencial. La sociedad ha acompañado este cambio y también se ha tornado cada vez más autorreferencial, buscando soluciones pragmáticas a los problemas del hombre.

En forma paradójica, cuanto más profundos son los problemas de la humanidad, más superficiales son las respuestas y la medicina no escapa a esta situación.

Es hora de dedicar tiempo a la reflexión, de cuáles son las necesidades reales del hombre y buscar soluciones a las mismas. De algo podemos estar seguros, y es que no alcanza con ofrecer una respuesta exclusivamente técnica. Mucho menos, será la respuesta adecuada, aquella que esté regulada por las normas de un pensamiento mercantilista. En ese contexto, el hombre es solo un objeto.

La respuesta tiene que tener en cuenta mucho más, siendo su objetivo la realización integral del hombre, incluso cuando esté cursando un deterioro en su estado de salud. Esa es la circunstancia en que como médicos somos consultados, la del hombre doliente.

¿Qué vemos entonces los médicos?

Porque en función de nuestra percepción del otro, será el fundamento de la medicina que desarrollaremos.

¿Vemos a un ser humano?

O sea, alguien de mi misma especie, un igual a mí, y por lo tanto, alguien con mis mismos derechos. Entre ellos el derecho a la vida y el derecho al acceso a una atención médica adecuada, que incluya la subjetividad.

¿Vemos a una persona humana?

O sea, alguien que no solo tiene una realidad biológica tangible, sino que supera a la misma y nos obliga a repensar la esencia misma de la medicina.

Persona entendida como aquel ser, constituido por un cuerpo y un alma sustancialmente unidos y dotado de una naturaleza racional.

Esa unidad sustancial tan peculiar y única de un cuerpo y un alma espiritual es el fundamento de la dignidad humana.

Seremos verdaderos médicos en la medida que mantengamos una fidelidad ética al servicio de la misma.

El dilema ético del siglo XXI es si se reconoce o no la dignidad humana. No es un tema político, jurídico, médico, ni siquiera religioso. Es un tema de conciencia humana.

Esta conciencia en el reconocimiento de la dignidad humana, tendría que extenderse e impregnar todas las áreas de la sociedad. Por supuesto, también la medicina y sería la respuesta de fondo a los problemas del hombre. Desde esta perspectiva, el hombre debiera dejar de ser un medio y devenir en fin en sí mismo. Eso es lo que ocurre, cuando se reconoce su inherente dignidad.

La sociedad será más justa, en la medida que toda acción humana individual y colectiva, deje de ser autorreferencial y tenga como marco ético la dignidad humana.

Como miembros del Consorcio de Médicos Católicos de Buenos Aires, podemos profundizar aún más el análisis de la dignidad humana, basándonos ahora, en la consideración de la naturaleza del alma espiritual. Inmenso enigma, por cierto si lo hay, que guarda en si las notas de su Creador, del cual está hecha a imagen y semejanza. El alma espiritual, gran signo de los tiempos, nos recuerda la presencia y fidelidad de Dios con el hombre.

Preguntémonos entonces sí, desde esta perspectiva, la dignidad humana no adquiere otra dimensión y nos obliga a replantear nuevamente nuestra visión del hombre; para desde esta nueva mirada tratar de responder: ¿Qué medicina necesitará ese hombre? y ¿Cómo tengo que proceder como médico para hacerla llegar?

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